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Estrategias para padres frente al bullying

Muchos padres tienen el problema de bullying en sus hijos, pero muy pocos saben cómo enfrentarlo. Aquí te damos algunos consejos prácticos sobre lo que debes y lo que no debes hacer.

Sección apoyo emocional y social
Claudia Romagnoli, psicóloga educacional UC
La experiencia de malos tratos y agresiones permanentes, como el bullying o matonaje afectan muy fuertemente la autoestima, el aprendizaje y el desarrollo general de un niño/a.
¿Qué es el bullying o matonaje? Es cuando una situación de agresión o maltrato se hace habitualpersistente en el tiempo, y en general permanece oculta frente a los adultos. Tiende a ser asimétrico, es decir quien acosa tiene más poder  que la víctima (por ejemplo, es más fuerte, grande o popular que la víctima). El bullying puede ser verbal (insultos, humillaciones o amenazas), físico (golpes, zancadillas, pinchazos, patadas, o bien hurtos o estropeo de los objetos propiedad de la víctima), psicológico (acecho, gestos de asco, desprecio), o social (exclusión del grupo, difusión de rumores y calumnias contra la víctima).
A continuación, presentamos el caso ficticio de Felipe, quien está siendo víctima de bullying o matonaje en su colegio, y entregamos algunas estrategias para que su padre pueda ayudarlo a enfrentar y dar solución al problema.
Mario nos cuenta que está muy preocupado porque su hijo Felipe, de 13 años, está siendo víctima de bullying en el colegio hace ya varios meses. Su hijo siempre ha sido muy gordito, porque tiene un problema de asimilación de alimentos. Desde que era chico algunos amigos se burlaban; pero durante este año, con el cambio de curso, hay un compañero, Pablo, que especialmente le hace la vida imposible: diariamente le grita todo tipo de garabatos aludiendo a su gordura, lo empuja en la fila, le quita su colación, incentiva a todos sus compañeros y compañeras a que se rían de él por esto, etc. Felipe había ocultado su problema a su familia, pero ya no da más y exige a gritos que lo cambien de colegio.
¿Qué hace la mayoría de los padres frente al bullying?
En general, los padres suelen estar al margen del problema, debido a que -aún en situaciones graves- el grupo mantiene la ley del silencio. Cuando se enteran, tienden a tener poca claridad acerca de cómo ayudar a su hijo acosado, recurriendo a estrategias poco efectivas, y más bien negativas:
Lo que no debe hacerse:
• Hablar y amenazar al agresor fuera de las instalaciones del colegio.

• Instigar a su hijo que se defienda brutalmente. Pretender que el hijo solucione su dolor con más presión, por ejemplo diciéndole: “no te dejes pegar” o “tienes que ser más fuerte”, produce siempre el efecto contrario, se sienten más débiles. Ya lleva muchos meses no pudiendo enfrentar la situación, y le será aún más doloroso sentir que se le exige conducirse con violencia contra alguien que lo trata con violencia, y frente al cual no ha podido defenderse hasta ahora.

• Irrumpir en el colegio, ocasionando un escándalo con el profesor o padres del niño agresor.

• Sobreproteger a la víctima, y alejarlo permanentemente de situaciones conflictivas, incluso  buscando cambiarlo rápidamente de curso o de colegio. Arrancando no se soluciona el problema. No da buenos resultados permitir que el niño falte frecuentemente al colegio por temor a la agresión. Tenga mucho cuidado en esto, el que falte a clases sólo aumentará el problema al momento que regrese.

• No dando importancia al problema o negando su existencia, obligando al hijo a que se someta a su hostigador, con el argumente de que cuando éste se canse, dejará de molestarlo.

• Esperar no sirve de nada. Consentir el maltrato de un niño o adolescente contra otro es permitir que haya más víctimas de los abusos. El abuso no es “normal” entre escolares, ni “se trata sólo de bromas”. Es importante enseñar a los espectadores pasivos a que cuando vean que un compañero está en esa situación desfavorable se lo digan a su profesor. La violencia, física o moral, y el abuso no se pueden consentir. Tampoco el grupo ni la víctima deben aguantar. Simplemente porque, cuando la ola de violencia se pone en marcha, cada día es peor: ya nadie sabe quién es su amigo y quién no. Por otra parte, si la víctima y el resto de los compañeros que no quieren participar de la violencia aguantan sin decírselo a nadie, pronto el acosador creerá que puede seguir abusando. Aproximadamente el 25% de los agresores que se han acostumbrado a intimidar para lograr sus objetivos, terminan teniendo problemas con la justicia en la adolescencia, e incluso antes.
Algunas estrategias que han resultado ser más efectivas
• Apoyar emocionalmente a su hijo y decirle que le ayudarán a superar el problema. Tranquilizarlo diciéndole que no es su culpa que esto suceda, y que a cualquiera lo tendría así de mal. Acogerlo, tranquilizarlo.

• Los padres deben permanecer en calma y no reaccionar con violencia hacia el colegio o el agresor, ya que no solucionará así el problema; no modelará formas adecuadas de solucionar conflictos, que enseñe a sus hijos frente a futuros problemas. Es importante enseñar a solucionar los conflictos pacíficamente, a pesar del dolor que se sienta.

• Acercarse a conversar con el profesor jefe, con una actitud positiva, colaboradora;  informarle la situación de su hijo/a (lo que le está sucediendo y lo afectado que se encuentra emocional y socialmente), y preguntarle qué sabe al respecto. Pedirle ayuda explícitamente, porque su hijo/a lo está pasando muy mal hace muchos meses y ningún adulto se había dado cuenta (ni él, ni el profesor).

• Solicitar al profesor/a que investigue la situación a la brevedad, dada la gravedad del problema, acordando una reunión en los próximos días, para conocer de manera más completa la situación. El profesor deberá comprometerse a entrevistar al acosador y algunos alumnos clave, e indagar con mucho cuidado el problema, buscando no aumentar la situación de desprotección del niño/a o joven afectado.

• Es esperable que junto al profesor jefe participe el psicólogo/a u orientador/a del colegio, para facilitar un buen manejo del problema, y buscar las mejores soluciones. También es importante que la dirección del colegio esté al tanto de la situación y del curso de las intervenciones.

• Para frenar el círculo vicioso de esta forma de violencia escolar es fundamental buscar acuerdos y trabajar en conjunto la familia y el colegio, y deben participar tanto los padres del niño/a o joven acosado, como los de los padres del acosador (al menos en reuniones por separado). Para todos es importante que este problema sea resuelto. Para los padres del niño que está intimidando también puede  ser una sorpresa muy dolorosa, o puede que ya se sientan superados por la situación. Por eso, lo importante es invitarlos respetuosamente a colaborar en la pronta solución.

• Dependiendo de la gravedad del problema el colegio deberá sancionar a los involucrados. Según la gravedad del caso e historial del estudiante responsable, se dan días de suspensión y/o matrícula condicional por un cierto período de tiempo, restricción en privilegios escolares, entre otros.

• Es importante que haya consecuencias frente a las malas conductas, sin embargo, el foco debiera ser “formar” en vez de “reprimir”. Siempre se presentarán problemas graves y no tan graves en los colegios, lo importante es tener planes de prevención, y cuando ocurran los problemas, tener mecanismos que refuercen la formación que están recibiendo los alumnos.

• En este sentido, es fundamental que se “repare” el daño y las relaciones interpersonales en el curso afectado, y no centrarse sólo en solidarizar con la víctima y excluir al victimario; esto último no forma.

• Los profesores pueden recurrir a diversas estrategias de manejo de estos problemas en su sala de clases y con los niños o jóvenes afectados. Le sugerimos ver el recurso educativo para profesores “Estrategias para enfrentar los malos tratos y al bullying en el colegio” que se encuentra en el Portal Educarchile Esencial en la sección Docentes.

• En caso de ser necesario, el colegio deberá exigir a los padres del niño/a o joven acosador, asistir al psicólogo para que sea ayudado en resolver adecuadamente esta situación.

• Por supuesto que es importante ayudar al hijo/a a recuperar sus amistades o hacer algunas nuevas, eso le ayudará a dejar atrás el dolor y retomar sus actividades e intereses.
Es fundamental entonces que los adultos intervengan en las situaciones de bullying, si no, el daño puede ser tan profundo y doloroso que atraerá aún más problemas tanto a la víctima como a los victimarios. Mejor será aún, que padres y profesores cuenten con algunas estrategias para prevenir situaciones como éstas, a continuación sugerimos algunas orientaciones para los padres.
• Ignóralo, haz como que no lo has oído.
• No lo mires. Si puedes, camina y pasa a su lado sin mirarlo.
• No llores, ni te enojes, ni muestres que te afecta. El acosador desea que tú reacciones mal, no le des lo que busca. Más tarde podrás escribir sobre lo que sientes o contárselo a alguien de tu confianza.
• Responde al acosador con tranquilidad y firmeza. Di, por ejemplo: “¡NO!, ¡No soy lo que tú piensas!”.
• Si puedes, convierte alguno de sus comentarios en un chiste. Por ejemplo, si él dice: “¡Qué ropa tan ridícula llevas!”; tú puedes responderle: “¡Gracias! ¡Me alegra que te hayas dado cuenta!”.
• Corre si es necesario. Alejarse de la situación no es de cobardes. El acosador es el cobarde y quienes lo apoyan también. Busca un sitio donde haya un adulto y quédate allí.
• Si te molesta un acosador, habla con un adulto. Eso no es acusar. Es pedir ayuda cuando de verdad la necesitas. 
Cómo enseñar a su hijo a prevenir y a defenderse del bullying
Si el niño/a o joven comienza a ser atacado por un acosador, éstas son algunas de las cosas que puede sugerirle hacer (puede estimular a su hijo a que lo practique antes frente a un espejo, o con usted mismo)

INFORMACIÓN


 
 a padres" del psicólogo Roberto Balaguer por el juego de la ballena azul"Cuando abandonamos el lugar de guía, le damos vida a las ballenas", dijo Balaguer. Alejando de Barbieri, mientras tanto, dijo que "debe haber una disponibilidad emocional del aduclto para escuchar".
"¿Y si nos dice que no jugaría? Estaremos más tranquilos, pero nada nos garantiza que nos diga la verdad. Pero si no le creemos, entonces sabremos que la confianza, ese elemento esencial para generar hijos fuertes no está presente en nuestra relación y al menos tendremos la oportunidad de repensar como fortalecer la confianza en el vínculo. Ser padres es un camino sin certezas", puntualizó.
"Según datos de la OMS, el 4% de la población mundial, el equivalente a 200 millones de personas sufren de depresión. Cada año 800.000 personas recurren al suicidio y unos 16 millones se autolesionan. La autoeliminación es la principal causa de muerte en los jóvenes en general y la segunda entre los 15 y 29 años. Esos son los mares en los que nadan las ballenas azules. Está en nosotros como padres darles pelea y brindarles herramientas a nuestros hijos para no quedar atrapados en sus fauces", concluyó.
"A veces no nos damos cuenta de cómo educamos a los hijos hasta que llegan a la adolescencia, si antes no se habló de muchos temas", aseguró.



Tras la internación de una adolescente de 13 años en Rivera al lesionarse el brazo siguiendo los desafíos del juego de "la ballena azul" (y el reporte de otros tres casos similares en Uruguay), tantoautoridades de la salud como especialistas en psicología se han referido a los desafíos que presenta este juego, que tiene como víctimas a adolescentes vulnerables y cuyo resultado más trágico es el intento de suicidio.
"Esto no se da en cualquier adolescente, sino donde hay un territorio de vulnerabilidad psicológica y aislamiento de los grupos de protección", señaló ayer Horacio Porciúncula, director de Salud Mental de ASSE.
Ante esta controversia, el psicólogo Roberto Balaguer decidió escribir una "carta abierta a los padres preocupados por el juego La Ballena Azul", publicada en sus redes sociales.
"Todos les tememos a las ‘ballenas azules'. Ellas nos obligan a sacudir la modorra y pensar acerca de nuestra relación con nuestros hijos. Ese es a mi juicio el tema donde centrarnos a punto de partida de este macabro juego llamado La Ballena Azul", comienza su "carta abierta".
"El mundo está repleto de ballenas azules. Ellas representan todos nuestros miedos e inseguridades en la crianza de nuestros hijos. Por eso, si tenemos miedo a que nuestros hijos jueguen esos juegos hagamos algo bien sencillo. Salgamos de duda y preguntémosle indirectamente a él o ella: ¿por qué te parece que alguien querría jugar a la Ballena Azul? En su respuesta defensiva o reivindicativa del juego, sarcástica o insegura, nos encontraremos más cerca de saber si estamos frente a un problema o no. ¿Y si nos dice que entiende a los que juegan y que también jugaría? Al menos tendremos la posibilidad de hablar con ella o él de lo que pueda estar sucediendo, de sus conflictos, sus miedos, sus inseguridades que pretende abatir venciendo los desafíos y probándose a sí mismo su valor a través del dolor que provoca el juego de la ballena. Hay dolores que paradojalmente nos hacen sentir vivos. Quizás enseguida después que nos responda, podamos decirle cuánto valoramos su persona y lo triste que nos pondríamos de saber que juega ese juego. Porque enojarse con la ballena es una reacción en parte, infantil, negadora", consideró el especialista.
El juego de la Ballena Azul "busca que el chico sea valorado por atreverse a hacer". "Está en nuestras manos hacer que nuestros hijos quieran atreverse a ser... ellos mismos, sufriendo, gozando, riendo, llorando, pero al mismo tiempo conscientes y seguros que estamos a su lado en este camino. A veces acertando, muchas equivocando el método o el camino. Y estar al lado no es poca cosa. Es un ataque letal para las ballenas azules que rondan hurgando en las inseguridades y vulnerabilidades de los jóvenes. Y además, al acercarnos dejamos sin lugar a ese supuesto mentor que busca transformarse en su guía en el juego. Y lo cierto es que nuestros hijos necesitan guías. Ese es nuestro verdadero lugar. Aunque parezca que no nos escuchan, ese lugar de guía y consejero, en parte, nos pertenece y cuando lo abandonamos, le damos vida a las ballenas", continuó.

Para el psicólogo "nadie quiere suicidarse, pero mucha gente busca salir de una vida que duele". El juego de La Ballena Azul "ofrece a aquellos chicos y chicas vulnerables un camino de desafíos, de recuperación de la autoestima a cambio de entregarse y someterse a los designios de otro", dijo.

La opinión de Barbieri
Otro psicólogo reconocido, Alejandro de Barbieri, se refirió al tema en charla con Inicio de Jornada, de Radio Carve.
Para Barbieri, temas como estos pueden ser a veces "una excusa para charlar con nuestros hijos de temas en los que nos cuesta".

Llamó a los padres a "estar, a darse un tiempo", porque "debe haber una disponibilidad emocional del adulto para escuchar". Barbieri llamó a no tener miedo de hacerlo porque "no por hablar de suicidio uno pone la idea en sus cabezas".


"Es importante que encuentre con quien hablar para superarlo. No es invadir al adolescente sino estar cerca de lo que le pasa (...) Tener un hijo demandante no es un problema, es un milagro. Démonos esos tiempos para hablar con ellos y ayudarlos, porque en la etapa de formación realmente nos precisan", concluyó.